Muchas veces hablamos sobre la toma de decisiones, pero no es muy común pararnos a penar qué significa este concepto y, menos aún, todos los procesos, acciones y conocimientos que implica.
Independientemente del resultado, y de haber tomado la decisión correcta o no, siempre hay que entender la toma de decisiones como un proceso.
Pues bien, la toma de decisiones es entendida como el proceso y la habilidad de decidir un camino entre diferentes alternativas propuestas, para lograr siempre un objetivo.
Para ello, hemos de ser capaces y conscientes de todos los procesos y pasos que hay que seguir para poder tomar una decisión, con mayor probabilidad de éxito.
Para ello, hemos de estudiar, valorar, recopilar diferentes opciones, considerar variables, comparar todas estas opciones y variables. Por último, elegir cuál es el camino que queremos tomar. Sabremos si la decisión que hemos tomado es de calidad o no, en función del resultado que obtengamos.
Por un lado, como hemos aprendido durante el módulo de “El arte de la toma de decisiones: business análisis” del Master in Business Management, decidir conlleva el saber asumir riesgos buscando diferentes opciones o alternativas para lograr el objetivo final.
Por otro lado, ¿Qué es riesgo? En el arte de la toma de decisiones, entendemos el riesgo como elegir la opción equivocada en el momento y situación determinado.
Siempre que hemos de tomar una decisión cuando se presentan diferentes alternativas y no es posible afirmar con seguridad cual es la opción correcta, existe riesgo. Aunque este riesgo lo puedes reducir a medida que obtienes más información.
La toma de decisiones es una ciencia que hemos de estudiar si queremos ser grandes profesionales en un futuro.
Aunque la toma de decisiones no solo se entiende en el ámbito laboral, si no que, en el personal también. Estamos constantemente tomando decisiones a lo largo del día, desde que nos despertamos hasta que nos acostamos.
Una de las cosas más importantes aprendidas a lo largo del Mentor de Harvard de “Decision Making” es la necesidad de establecer y definir roles cuando vayamos a tomar una decisión en equipo.
Cuando vas a formar un equipo de trabajo para llevar a cabo un proyecto y han de tomar una serie de decisiones, es necesario que este equipo este formado por perfiles muy diferentes y heterogéneos, para, de esta manera, poder conocer otros puntos de vista, diferentes alternativas, opiniones…
Todos los miembros del equipo deben saber cuál es su rol, qué tarea deben realizar, qué responsabilidades tienen… Para ello, es de gran utilidad el método RAPID. Este modelo, trata de establecer diferentes roles para los miembros del equipo, dando responsabilidades a cada uno y poniendo en valor la comunicación del equipo y la interdependencia entre los miembros de este.
Por otro lado, es muy importante el enfoque de la toma de decisiones en las que se toman en equipo. Aquí podemos destacar 4 enfoques principales que son: consenso, consenso calificado, mayoría y liderazgo directivo.
Entre estos enfoques, bajo mi punto de vista, quiero destacar que el consenso es el mejor, ya que, están involucrados todos los miembros y todos aceptan la decisión tomada.
Además, una vez establecido el equipo de trabajo y los roles de cada uno, a la hora de empezar con el proceso de la toma de decisiones, es imprescindible evaluar las características del entorno.
Después, evaluar y pesar las variables que hayamos encontrado en términos de costes, recursos, beneficios, tiempo… entre otros. Para evaluar todas estas alternativas es muy útil crear una matriz de priorización adaptada al objetivo que queremos alcanzar, aunque también sería posible utilizar un árbol de decisiones.
Finalmente, una vez evaluadas todas las alternativas y variables, hemos de tomar la decisión, y si hemos seguido de forma adecuada todo el proceso y tenemos información suficiente, tendremos más probabilidad de éxito y habremos disminuido el riesgo de la decisión.
Por último, otro de los aspectos más importantes de este Mentor, es la necesidad de comunicar la decisión al equipo.
Es imprescindible hacerlo y debemos tener claro, qué y cómo comunicar la decisión tomada. Debemos hacerlo para no crear conflictos dentro del equipo, y, evitar que los miembros de nuestro equipo no se sientan al margen del proceso y sepan que han sido participes de la decisión.
Una vez hayamos tomado la decisión y sepamos el resultado final, independiente mente de la consecución de objetivos o no, siempre podemos aprender de la decisión tomada y del proceso que hemos llevado a cabo, ya que, en el futuro tendremos que seguir haciéndolo.